UN DETECTOR CONTRA LOS RUIDOS PORNO

Preocupados por la incipiente turismofobia que parece estar instalándose en la vecina ciudad de Barcelona, unos ingenieros naturales de esa ciudad han inventado un sistema de alerta contra los ruidos molestos, que suelen ser los principales motivos de queja de los vecinos residentes en los barrios turísticos, que se quejan de la continua molestia que son los apartamentos alquilados por este motivo. Este sensor avisará al propietario del piso a través de su smartphone de que en el interior de la vivienda se está produciendo un exceso de ruido, y éste podrá personarse en el lugar él mismo, o podrá usar el servicio de agente conciliador, que se desplazará hasta el sitio del conflicto para intentar solucionarlo de manera amistosa.

Aunque en Tarragona no existe tanto problema con las molestias de los turistas como en la vecina Barcelona, la Asociación de Apartamentos Turísticos ha decidido implantarlos también en sus apartamentos y pisos turísticos, como medida de precaución y también de calidad del servicio. Es una idea novedosa, que intenta paliar los conflictos entre los residentes habituales de una zona y la población turista que llega en ciertas épocas del año, además de ahorrar muchos problemas a los propietarios de los inmuebles, que a veces se ven impotentes para solucionar  el problema y mediar entre unos y otros.

La noticia me ha parecido interesante en conjunto, pero hay algo que me ha llamado la atención. Cuenta el artículo que este sistema puede diferenciar entre un sonido estridente  pero momentáneo, como un grito o el sonido de un automóvil, que se produce en un piso, de otros más molestos y prolongados causantes del exceso de ruido. Y digo yo, ¿los gritos y gemidos propios de una pareja follando, cómo se catalogarían?

No, no es una pregunta fortuita, porque sería interesante saber a qué grado de molestia pueden llegar estos sonidos. ¿Tiene este sistema alguna clase de sensor subjetivo? Porque lo mismo que hay parejas muy escandalosas a las que gritar les parece el súmum del placer, también hay vecinos muy delicados a los que la más mínima demostración de sonidos sexuales les parece todo un escándalo. ¿Qué haría entonces, avisaría al dueño del piso cuando captara los primeros gemidos de placer, por miedo a molestar a algún vecino? ¿O por contra, lo tomaría como un sonido rutinario de una actividad propia del ser humano, y pasaría totalmente de los vecinos con oídos y alma sensibles?

Creo que antes de implantar nada, deberían pensar en esta cuestión, porque si hay algo que la mayoría de los turistas hacen cuando llegan a un nuevo lugar de vacaciones, es follar como descosidos aprovechando esa época de descanso y relax. Si sólo van a poder emitir un cierto grado de sonido al hacerlo, quizá deberían estar prevenidos, ¿no os parece? Así se ahorrarían la vergüenza y el cabreo de que les cortaran el rollo en el mejor momento.

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